Uno nace y quiere ser feliz. Pero en que consiste ser feliz?
El religioso es feliz cuando reza y cuando siente un contacto con lo trascendente. El ateo es feliz en su piel, en su cuerpo, en el cumplimiento de sus instintos.
Ser feliz es cumplir con un designio. Ese designio se vuelve propio, pero en un principio es ajeno, es de los otros, es de la tradición, de la trampa en el tiempo en que vivimos y de la educación que recibimos.
Por otro lado, esta el sufrimiento, el dolor injustificado, los accidentes de la existencia, los seres queridos que se van.
Caminar es enfrentar retos, superar dificultades. Vivir es autodefinirse constantemente. Hasta el fin, es decir hasta que se de el fin.
Pensar es vivir. Vivir auténticamente, con conciencia de lo que yo quiero y de lo que otros quieren que yo quiera. Pensar es detener la parafernalia en la que estamos insertos, retirarnos un poquito, contemplar, formular preguntas e intentar hallar respuestas.
Pensar es una manera de colocarse frente al mundo, al otro, a las cosas; es una postura. Y también, un ejercicio, una practica para el alma. Pensando es como tomamos nota de nuestra circunstancia actual y de nuestra circunstancia pasada, y de nuestro origen, y del origen de tantas ideas, imágenes y sentimientos.
Se necesita del pensamiento humano para saber porque vivimos, por que morimos y por que estamos, y que deberíamos hacer mientras estamos, y por que se sufre inútilmente, injustamente, y como consolarnos de tanta perdida intermitente. Algo que nos contenga, que nos consuele, que nos explique.
Esto es el hombre. Un ser que pregunta, que se pregunta y que nunca dejara de preguntarse por mas respuesta que reciba.
martes, 12 de febrero de 2008
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